

Cuesta trabajo pensar en uno que haya permanecido estable ante las debilidades y seísmos del mercado. Además, si en algún país estamos sufriendo con especial crudeza los daños de la crisis es en España.
El motivo es evidente, la burbuja inmobiliaria se ha pinchado en el momento justo en el que se ha desarrollado la mayor crisis económica desde la segunda guerra mundial. Se nos ha juntado el hambre con las ganas de comer. Lo peor no ha sido que se vendan más o menos pisos. O que el precio de la vivienda descienda sin conocer aún dónde está el suelo. Lo peor es que hay muchos sectores que han quedado noqueados por el estallido de la burbuja, que aunque para muchos evidente, a todos sorprendió.
La industria de electrodomésticos se está lamentando ante el número de ventas, que sigue cayendo. En los primeros siete meses de año, se han vendido 1.010.638 unidades menos que en el mismo periodo de 2008, lo que supone un descenso de las ventas del 20%. En términos de facturación supone una caída del 20,86 por ciento respecto al año pasado, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Electrodomésticos de Línea Blanca (Anfel). Los electrodomésticos que más han sufrido la crisis son hornos (-28%), vitrocerámicas (-25,8%) y lavavajillas (-22,5%).
También resultaron afectadas, aunque en menor medida, las ventas de congeladores (-16,5%), frigoríficos (-16,1%), cocinas (-14,4%), secadoras (-13,6%) y lavadoras (-8,9%). Son los daños colaterales producidos por el exceso de especulación de los últimos años.
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