

El ex ministro explicó que estas medidas no deben tratarse como una medida de lucha contra la crisis, sino que al ser reformas estructurales, sería conveniente esperar a llevarlas a cabo cuando se salga de la misma y recuperemos nuestro potencial de crecimiento, y así “se pueda ir a la par que otros países".
Según Solchaga, es preciso seguir de cerca la evolución de las cuentas públicas españolas que deberían ir mejorando tras la retirada de los estímulos fiscales, y así aliviar el elevado déficit de las cuentas nacionales.
Otro ex–ministro socialista, Miguel Boyer, también coincide con Solchaga en aplazar hasta después de la crisis las reformas estructurales que necesita nuestra economía. De este modo afirmó que "las medidas de reforma hay que dejarlas para una situación mejor que ésta, de más tranquilidad y más fuerza". Asimismo, mencionó el largo periodo de bajos tipos de interés que se ha vivido tanto en Europa como en EE. UU. y el "exceso de confianza" que esto ha provocado, como algunas de las causa de la crisis. Además comparó la actual crisis con la crisis de 1929, afirmando que "ésta, como la del 29, es una crisis generada por burbujas, por el mercado financiero”.
Por su parte, Pedro Solbes, el que más recientemente ha abandonado el puesto de ministro de economía ha dicho que hoy es necesario que los países de la Unión Europea apuesten en este momento por el gasto público, pero un gasto público de calidad y que se traduzca en una mayor actividad económica.
Solbes además criticó la gestión del actual gobierno, en concreto al referirse al gasto público que se ha llevado a cabo con el Plan-E. De esta manera afirmó que "se puede hacer algo más sofisticado que abrir y cerrar zanjas", lo que iría en contra de lo mencionado anteriormente en referencia al gasto público de calidad. Además se refirió a los comunicados provenientes del G-20 diciendo que "uno tiene la sensación de que el avance no se está haciendo en la dirección que a uno le gustaría".