

Al arrancar el coche no pises el acelerador. En el caso de los motores de gasolina inicia la marcha inmediatamente después del arranque y en los Diesel conviene esperar unos segundos antes de iniciar la marcha.
La primera marcha es recomendable utilizarla sólo para el inicio de la marcha y cambiar a segunda a los dos segundos o seis metros aproximadamente.
Al inicio del recorrido avanza a una velocidad moderada, acelerando progresivamente. Espera a que la temperatura del motor se estabilice para demandar la máxima potencia. Además, ten en cuenta que los acelerones en frío someten a esfuerzos extras al motor, reducen su duración e incrementan el consumo.
Circula a unas 2.000 ó 2.500 revoluciones por minuto en coches de gasolina y a unas 1.500 ó 2.000 revoluciones por minuto en los Diesel.
Conduce con anticipación y tranquilidad, evitando los frenazos, las aceleraciones bruscas y los cambios de marchas innecesarios. Mantén una adecuada distancia de seguridad y circular a una velocidad regular, ya que de esta forma se puede ahorrar entre un 10% y un 15% de carburante.
Modera la velocidad, ya que además de mejorar la seguridad, por encima de los 100 km/h el consumo de combustible se multiplica.
Apaga el motor del vehículo en paradas superiores a un minuto.
Cuando se circula bajando una pendiente, conviene levantar el pie del acelerador y aprovechar así la inercia del coche, utilizando el cambio y el pedal de freno para efectuar pequeñas correcciones y ajustar la velocidad. No dejes el cambio de marchas en punto muerto, ya que no sólo es peligroso, sino que además el coche consume más.
Al subir una pendiente, lo mejor es utilizar la marcha más larga posible, pisando el acelerador lo justo para mantener la velocidad.
Imagen CC de comcinco