

El lado negativo es que, con la crisis, lo público también ha tomado la bandera de la economía de guerra y se ha ajustado el cinturón. El Estado sacó a concurso para 2009 más de 20.500 ofertas de empleo público, frente a las más de 35.000 de 2008 (administrativos, Justicia, Fuerzas Armadas o Cuerpos de Seguridad). A esta oferta hay que añadir, teniendo en cuenta que la enseñanza y la sanidad están transferidas a las autonomías, todas las plazas de corporaciones locales y autonómicas.
Cada vez son menos las ofertas y los interesados se no paran de aumentar. Así, según afirma Yolanda Palomo, secretaria general de la Administración del Estado de UGT, "en el cuerpo auxiliar administrativo del Estado había 48.816 solicitudes en 2008 y este han crecido hasta 68.441, mientras que las plazas han disminuido de 1.713 a 1.152. Hoy en día, la gente da mucho valor a la seguridad, se antepone al salario".
El Gobierno central mantendrá para 2010 las limitaciones en la incorporación de personal de nuevo ingreso, que no podrá superar el 15% de la tasa de reposición (frente al 30% de 2009), a excepción de servicios como la seguridad, la sanidad, la enseñanza o las instituciones penitenciarias.
De este modo, el profesor de Economía especializado en Sector Público de la Universidad de Navarra Juan Carlos Molero, opina que en plena crisis, un aumento de contrataciones de funcionarios "podría tener una doble visión: una negativa, pues frena la necesaria austeridad en un gasto público que se dispara; pero otra positiva, pues ayuda a contrarrestar el aumento del paro en la economía privada".
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