

Una de las consecuencias es que este verano los comerciantes van a ver reducidas sus vacaciones. Se calcula que sólo un cinco por ciento de los locales cerrarán para descansar, en contraste con la cifra de hace sólo dos años, que se elevaba hasta el 30 por ciento.
La Cámara de Comercio madrileña, de mano de su presidente, Salvador Santos Campano ha explicado en un comunicado las causas: “Es previsible que las ciudades no se queden tan vacías este verano, la gente no va salir tantos días de vacaciones, habrá veraneantes que hagan turismo en la ciudad... así que los comercios no van a cerrar. Los gastos son los mismos y, lo que vendan, compensará".
Los comerciantes no saben hasta cuándo podrán resistir con la inercia actual. Los horarios del sector de la hostelería hacen muy complicado que los turnos de vacaciones encajen. Por lo que van a optar la mayoría es por no cerrar y seguir funcionando aunque sea a menor ritmo. Normalmente, cerca de un 25 por ciento de los establecimientos concentraban su mes de vacaciones en agosto y en días sueltos o fiestas patronales.
Si bien la reducción del periodo estival es una de las consecuencias, la más grave es que muchos comercios aprovechen las vacaciones para la liquidación de existencias para proceder al cierre definitivo del negocio. Parece que si se cierra en verano se nota menos que en cualquier otra fecha del año. Y es que las cifras son escalofriantes. Entre mayo de 2008 y mayo de 2009, ha cerrado un 2% del comercio, lo que supone la pérdida de 125.000 puestos de trabajo.
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