

Los comerciantes no las afrontan con optimismo. El precedente de las de invierno no invita al optimismo. En las rebajas de enero se sufrió una caída generalizada de las ventas de cerca de un diez por ciento.
A pesar de los importantes e históricos descuentos en los precios, la falta de liquidez y la reducción del consumo provocada por la falta de seguridad económica han terminado por marcar a un sector que está viviendo uno de los peores años que se recuerdan. Con este precedente, los comerciantes apelan por la prudencia ante los resultados de las rebajas de verano, donde el precio de la ropa suele ser menor al de las de invierno.
Pero no afecta a todos por igual. En lo que hace referencia a las grandes superficies se confía en terminar el verano con unos resultados aceptables. Pero para el pequeño y mediano comercio las cosas son bien distintas. Son los que más están sufriendo las consecuencias del poco consumo provocado por la crisis. En lo que llevamos de año se ha reducido en un 4 por ciento las plantillas, lo que traducido en números son 128.000 trabajadores menos.
El día oficial de comienzo de las rebajas será el primero de julio, mientras se espera que terminen durante la primera quincena de septiembre. Eso sí, ya hay comunidades, como Madrid, donde han comenzado los descuentos, aunque con poca expectación por ahora.