

Las afectadas son las sucursales de Ceuta, Melilla, Logroño, Pamplona, San Sebastián, Santander y Toledo. Por lo que a partir del 1 de junio sólo estarán plenamente operativas (centro mecanizado de tratamiento de billetes y servicio de caja para el resto de entidades de crédito) las oficinas del Banco de España en Alicante, Badajoz, Barcelona, Bilbao, A Coruña, Las Palmas, Málaga, Murcia, Oviedo, Palma, Sevilla, Tenerife, Valencia, Valladolid y Zaragoza.
Con el cierre de las sucursales que presentaban una actividad menor, el Banco de España, se ahorrará una importante cantidad de dinero y además, no tiene previsto despedir a ninguno de los casi 60 empleados que ocupaban estos puestos de trabajo que ahora desaparecen. La dirección de recursos humanos recolocará a estos empleados en aquellas oficinas en las que existan vacantes o directamente les trasladarán a Madrid.
El avance de las nuevas tecnologías favorece que los ciudadanos ya no tengan que acudir físicamente al banco para comprar Deuda Pública, obtener un informe de riesgo o presentar una reclamación contra un banco o caja. Por lo que muchos de los servicios ofrecidos por estas sucursales se pueden gestionar sin problemas desde casa o la oficina, a través de Internet.
Para sustituir los servicios prestados en sus dos oficinas de Ceuta y Melilla, el Banco de España negociará con otras entidades financieras la creación de un sistema de depósito de billetes que garantice el suministro de los mismos.
El Banco de España llegó a contar con 70 oficinas abiertas en todo el territorio nacional. Entre los años 1978 y 1982 se cerraron 18 sucursales quedando sólo abiertas una en cada capital de provincia. Entre 2002 y 2004, desaparecieron hasta 30 oficinas y ahora en 2011 el número se va a quedar reducido a 15.
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