

Las estimaciones apuntan a que queda pendiente otro descenso adicional del 7 por ciento, que se producirá de aquí a los meses finales del año 2011. Y es que la demanda de inmuebles, no está precisamente en su mejor momento, lo que sumado a la senda alcista que han tomado los tipos de interés, se indica que todavía estamos lejos de alcanzar el precio más ajustado en materia de vivienda.
Y es que en nuestro país, en estos momentos, hay todavía cerca de 900.000 inmuebles pendientes de comprador, lo que evidentemente, sólo puede tirar los precios a la baja. La tendencia, sin embargo, no es del todo negativa, y empieza a constatarse una cierta recuperación, en el contexto de la crisis económica, ya que en el año 2010 el stock de viviendas a la venta descendió cerca de un 2 por ciento, algo que no sucedía desde 2004.
Las previsiones apuntan a que la recuperación de la economía y el empleo que se espera para finales de 2012 relanzarán la demanda de vivienda, a un ritmo de 350.000 viviendas anuales, algo que, junto con la normalización del crédito, permitiría estabilizar por fin los precios inmobiliarios.
El problema de la vivienda es un laberinto que en estos momentos tiene pocas alternativas: muchos particulares se encuentran en la tesitura de tener que poner a la venta su inmueble a un precio sensiblemente inferior al que esperaban cuando lo adquirieron, y otros muchos, aun estando en situación de demanda de vivienda, se ven completamente incapacitados para acceder a ella por estar desempleo, en precariedad laboral, o por la trabas que las entidades bancarias ponen a las hipotecas. Así, que el problema no es solamente inmobiliario, y dependerán de la estabilización económica las posibilidades de recuperación del sector.