

Este parón podría provocar verdaderos estragos en el mercado internacional de cereal. Los analistas rusos, por su parte, creen que puede repercutir en la buena posición del país en este sector, algo que había logrado alcanzar tras muchos esfuerzos. La fuerte sequía y el intenso calor son los motivos que han provocado esta difícil decisión.
El pasado año, Rusia, obtuvo una cosecha record de 97 millones de toneladas de cereales. Para este año se esperaba alcanzar los 85 millones de toneladas, recientemente se corrigió a 70 millones tras la grave sequía, ahora con los incendios esperan que no baje de las 60 millones de toneladas. Si Rusia reduce su cosecha, el efecto inmediato en el resto del planeta será una fuerte subida de los precios.
El coste del cereal ruso está en aumento desde julio y en las últimas fechas la tonelada ya cuesta 200 euros en el mercado a plazo europeo con sede en París. Este incremento del coste de la materia prima provoca una subida en el precio de los comestibles: en Rusia estos ya han subido un 15%.
El país se encuentra plagado de incendios, muchos de ellos todavía sin control. Las temperaturas cercanas a los 40 grados y los fuertes vientos que soplan en todas direcciones, dificultan mucho la extinción. Hasta ahora no se ha ofrecido una valoración de los daños causados, pero parece que la situación es muy grave.
El Gobierno ruso, tras la destrucción de un tercio de las cosechas, ha declarado su intención de suspender las exportaciones, en principio, hasta el final de este año.
La crisis rusa favorece al resto de países exportadores como, Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Argentina o Canadá. No sólo verán como aumentan los precios de venta sino que se harán con más mercados.
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