

Esta es sin duda la mayor operación financiera de la historia y su finalidad es que no se vuelvan a repetir las últimas jornadas de tensión vividas en las bolsas europeas. Su negociación se ha llevado en secreto y a contrarreloj, para atajar la especulación contra la deuda soberana de algunos estados miembros de la Unión y frenar la caída de la divisa europea. Este mecanismo de rescate aprobado por los veintisiete estados miembros consta de distintos elementos.
El primero de ellos es una facilidad comunitaria de ayuda a la balanza de pagos por valor de 60.000 millones de euros, que tiene como garantía los recursos propios de la Unión europea. En caso de que un miembro tuviera dificultades de pagos y esta cantidad no bastara, los estados de la zona euro se han comprometido a garantizar préstamos bilaterales por un montante de hasta 440.000 millones de euros más.
Además de todo esto, según ha anunciado el comisario europeo de Asuntos económicos y Monetarios, Olli Rehn, el Fondo Monetario Internacional ha confirmado que podría aportar créditos por un valor de al menos el 50% de lo aportado por Europa (un máximo de 250.000 millones de euros). Si sumamos todo, el paquete de créditos puesto a disposición de los países europeos con problemas alcanzaría, si fuese necesario, los 750.000 millones de euros por tres años y sujeto a las estrictas condiciones del FMI, tal y como venía pidiendo Alemania.
El acuerdo tomado tras una negociación de 12 horas ha llegado acompañado de una decisión del Banco Central Europeo de intervenciones extraordinarias en los mercados de deuda de divisas, para facilitar liquidez y aliviar la situación de los distintos bancos europeos.
El acuerdo ya ha obtenido sus primeros resultados ya que todas las bolsas lo han acogido con optimismo. El Ibex 35 registra subidas de hasta un 13% al final de la mañana.
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