

De este modo, los datos publicados ayer por la OCDE ponen de relieve que España es, con diferencia, el país industrializado en el que más han caído los ingresos públicos respecto del Producto Interior Bruto (PIB). En concreto, 4,2 puntos porcentuales en 2008 frente al año anterior, casi el doble de lo que ha retrocedido en Irlanda (2,5 p.p), el país más castigado por la crisis, y que como España se ha visto afectado por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
La distancia es todavía mayor respecto de los países más grandes de Europa. En Alemania, donde el PIB caído más que en España, los ingresos fiscales no sólo no han bajado, sino que han subido 0,2 puntos porcentuales pese a la recesión; mientras que en Francia la caída ha sido de únicamente 0,4 puntos, la décima parte que en España.
Lo mismo ha sucedido en el Reino Unido, donde en el año de mayor recesión desde 1945, la recaudación ha pasado del 36,1% del PIB al 35,7%. Incluso en EEUU, que también ha sufrido los rigores de la crisis de la burbuja inmobiliaria, los ingresos fiscales únicamente han caído 1,4 puntos.
La caída en picado de la recaudación en España (del 37,2% del PIB al 33%) explica que formalmente la presión fiscal haya retrocedido hasta niveles desconocidos en 15 años debido a la menor actividad económica, la recaudación se ha desplomado. En ello también han influido los estímulos fiscales concedidos por el Gobierno para combatir la recesión, que han sido de los más elevados del mundo.
De esta manera, la presión fiscal española ha pasado de representar un 18,4% del PIB en 1975 al actual 33%, aunque hay que matizar que con un enorme escalón en el último año derivado de la crisis. Los datos de la OCDE ponen de relieve la estrecha relación entre presión fiscal y renta per cápita. Los cinco países en los que más se pagan impuestos (Dinamarca, Suecia, Bélgica, Noruega y Francia) se encuentran entre las naciones con renta per cápita más alta.
Imagen CC de Andres Rueda