

El optimismo no lo he germinado de forma gratuita. Viene desde Estados Unidos. El lugar donde se originó todo también será el referente desde el que se pueda poner fin a la crisis. Si el pesimismo de la población se manifestaba en las encuestas de opinión, después de que la confianza de los consumidores tocara fondo, los datos del mes de abril han mejorado y sitúan el índice en los valores más altos de lo que va de año.
En sólo 30 días han recuperado cuatro meses de fe en que las cosas no van a ir a peor. La población norteamericana empieza a ver tímidos rayos de luz que alumbran el negro túnel de la crisis.
El índice de confianza de análisis económico que elabora cada mes Conference Board se situó en 39,2 puntos este mes, comparado con los 26,9 puntos de marzo. Aunque aún se mantiene en terreno negativo (por debajo de 50), ha tenido su cuarta mayor mejoría en los 32 años de historia de este indicador.
Además, el índice Case-Schiller de precios de viviendas, divulgado por Standard and Poor's, mostró que en las 20 ciudades mayores de EE.UU. los precios empiezan a frenar su depreciación y sólo bajaron un 2,2% en febrero, después de una caída sin precedentes del 2,8% en enero.
El presidente de la Reserva Federal de EE.UU. Ben Bernanke ha confirmado los indicios de optimismo.
El dirigente ha afirmado que se perciben señales tentativas de que el brusco declive en la actividad económica se estaba suavizando. Algo es algo. ¿Cuándo escucharemos a algún miembro del Gobierno dar datos concretos que nos hagan intuir el final de la crisis? ¿Le creeremos cuando lo haga?
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