Según la OCDE, hay todavía margen de maniobra para que el gasto gubernamental sea más eficiente. Se deben favorecer todos aquellos instrumentos que permitan el crecimiento económico y reducir en lo que se pueda el gasto público. Otra recomendación dada por dicha organización fue la de que subir los impuestos sobre bienes inmóviles como los terrenos y los bienes inmobiliarios causa menos problemas que los que gravan los bienes de consumo (como el IVA) o el impuesto de la renta.
La OCDE apuesta por los recursos ecológicos para llenar las arcas de las administraciones, es decir, los llamados impuestos verdes y los derechos de negociación de las emisiones de dióxido de carbono. Con este tipo de dispositivos se obtienen dos beneficios: un crecimiento más ecológico y una ayuda a la consolidación fiscal.
De acuerdo con las previsiones dicho organismo, el déficit público de sus 30 países miembros llegará a un máximo del 8,25% del Producto Interior Bruto (PIB) este año y la deuda pública en 2011 superará el 100% de su PIB. Estos datos desvelan un exagerado crecimiento de la deuda pública en 30 puntos porcentuales respecto al año 2007, justo antes de que la crisis económica se expandiera por todo el planeta.
Si el conocido como "Club de los países desarrollados" no gestiona con más mimo su gasto público y no favorece aquellas medidas que permitan un crecimiento económico sostenible con carácter de urgencia, la situación se puede volver insostenible, y los recursos necesarios para hacer frente a una elevada deuda pública impedirán la salida de la crisis.
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