

La difícil situación que atraviesa nuestro país ha provocado que la entrada de inmigrantes se haya ralentizado de forma brutal. En los primeros nueve meses del año 2009 entraron en España de forma legal 10.000 personas, cifra muy inferior a la contabilizada en años precedentes que en algunos casos alcanzaba los 150.000 y hasta 280.000 personas. Esto, según Rumí, significa que la llegada de inmigrantes se van ajustando a las necesidades de nuestro mercado laboral.
Según el Anuario, la alta tasa de desempleo entre la población inmigrante (28%) no se debe tanto a la destrucción de puestos de trabajo como a la llegada masiva que se produjo en 2008, cuando nuestro país ya se veía seriamente afectado por la crisis. Así mismo, los profesores indican que el ajuste del mercado de trabajo de la inmigración se puede dar por concluido.
Uno de los impactos sociales de la crisis sobre la inmigración es el derivado de las graves dificultades que tienen los inmigrantes para hacer frente al pago de sus hipotecas. Lo que supone, según el profesor Arango, un paso atrás en las pautas de integración de este colectivo en la sociedad española. La integración, según la secretaria de Estado, va a ser la principal preocupación de su Ministerio y para ello está ya en marcha la reforma de la Ley de Extranjería, que se aprobó el pasado mes de diciembre y que aborda en su texto por primera vez este punto.
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