

Lo que está claro es que si las economías se empiezan a recuperar lo primero que van a hacer es subir el precio del dinero, un claro ejemplo lo tenemos en Australia y Noruega, cuyos bancos centrales ya lo han hecho y han sembrado la preocupación en el mercado. Sin embargo, los entendidos manifiestan que dada la situación económica en Estados Unidos y Europa no sería aconsejable subir los tipos.
La Reserva Federal Americana mantiene los tipos oficiales entre un 0% y un 0,25% y, nadie espera cambios en este sentido. Las condiciones económicas del país justifican estos tipos tan bajos y los justifican durante un periodo largo de tiempo. En el último trimestre el PIB americano creció un 3,5%, pero de ese crecimiento la mitad viene justificado por las ayudas estatales a la compra de coches y viviendas, ayudas que en algún momento terminaran. La baja inversión empresarial y el aumento del paro frenan la euforia e invitan a la cautela.
En Europa, el Banco Central también espera que los tipos de interés se mantengan a los niveles actuales hasta el último trimestre de 2010. En la zona europea el problema es que no todas las economías crecen al mismo ritmo, mientras Francia y Alemania muestran signos de recuperación, países como el nuestro están atrapados en una crisis de difícil salida. El Euribor a 12 meses, que sirve como referencia de la inmensa mayoría de las hipotecas a interés variable, ha pasado en tan sólo un año del 4,84% al 1,23%. En una situación de alto desempleo es fundamental que el Euribor se mantenga en estos bajos niveles.
Pronto sabremos si lo que piensan los expertos coincide con los responsables de los grandes bancos europeos. Esta semana el BCE y el Banco de Inglaterra harán pública su decisión sobre el precio del dinero.
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